miércoles, 5 de octubre de 2022

LOS COSTES DE LA GUERRA

 


Siempre es difícil calcular los costes económicos de una guerra, y más si continúan las hostilidades. En este briefing hacemos un recuento según fuentes abiertas OSINT de los costes para Rusia, y para los países que apoyan a Ucrania.

Para Rusia, la guerra va a tener una repercusión enorme. En sus previsiones de julio, el FMI estimaba que el PIB ruso caerá un 6% en 2022 y un 3,5% en 2023. Pero las sanciones occidentales, que muchos analistas consideraron decisivas cuando se ampliaron a la energía, no están teniendo el efecto deseado. La balanza comercial rusa mejora. En el gráfico del think tank Bruegel se observa que las exportaciones de recursos fósiles hacia Estados Unidos y Reino Unido se han detenido, mientras han crecido hacia China, India y Turquía. Otros actores importantes, como la UE, Corea del Sur y Japón, siguen comprando de una u otra forma los recursos energéticos de Rusia, sobre todo petróleo.

Sobre los costes económicos para los que apoyan a Ucrania, el instituto IFW de Kiel mantiene el Ukraine Support Tracker que recopila los fondos prometidos y efectivamente entregados en los campos militar, financiero y humanitario.

 


El apoyo militar proviene fundamentalmente de Estados Unidos (25.000 millones €), y Reino Unido (4.000). En un segundo escalón aparecen la Unión Europea (2.500), Polonia (1.800), Alemania (1.200) y Canadá (900), cifras hasta agosto. Las cantidades prometidas se dividen después en armas y ayuda militar directa, y en créditos para compras, con lo que el negocio está servido.

 


La lección de estos datos es que el esfuerzo militar de apoyo a Ucrania es un asunto principalmente de Estados Unidos y Reino Unido. Otras potencias importantes, como Francia, Italia, Japón, España o Turquía no muestran el mismo interés.

Para poner en su justa dimensión la ayuda militar, hay que destacar que el presupuesto de defensa de Ucrania era de 4.300 millones $ en 2021. La asistencia de Estados Unidos en armas y equipos (8.600 millones € entre enero y agosto, según se indica en el último gráfico) duplica ese presupuesto. Por lo tanto, la ayuda militar de Estados Unidos es fundamental. A lo que habría que sumar la teleobservación y la inteligencia, como se desprende del blog de Lawrence Freedman.

El gasto en defensa de Rusia se calculaba en 45.000 millones $ en 2021, y 48.000 en 2022. Esto la sitúa como octava potencia militar en presupuesto de defensa, según la siguiente lista, lejos de los tiempos de la Guerra Fría.

 


El poder de Rusia no se fundamenta en su gasto militar sino en otros dos factores muy importantes. Por un lado, su posesión de un enorme arsenal nuclear, herencia de la Guerra Fría. El uso de armas nucleares a raíz de la guerra de Ucrania sería responsabilidad de quien lo efectuara, pero supondría también un fracaso colectivo. El conflicto de Ucrania significa una involución lamentable en la etapa histórica reciente, y el fantasma de las armas nucleares significaría un retroceso inadmisible.  

Por otro lado, Rusia detenta el arma de los recursos fósiles. Una mala gestión de la respuesta a la invasión de Ucrania por parte de Occidente llevó a la imposición de amplias sanciones, sin tener en cuenta las consecuencias ni el riesgo de escalada. La interrupción de suministro de gas a Europa supone unos costes muy elevados para ciertos países. En otro informe del centro Bruegel, se estima que las ayudas que los Estados europeos están concediendo para proteger a sus sociedades del impacto del coste energético suma unos 500.000 millones €, cantidad disgregada por países en este gráfico.


Los países que basaban más su mix energético en los recursos de Rusia serán los más afectados. Si los datos de las fuentes citadas (IFW y Buegel) son correctos, Reino Unido estaría gastando en ayuda militar, humanitaria y financiera a Ucrania unos 6.000 millones mientras costear la crisis energética le supondría 180.000 millones. Alemania emplearía 3.000 millones en el primer concepto y 100.000 en el segundo. Los costes económicos de la guerra son en realidad su impacto sobre nuestras economías.

Reino Unido y Alemania se encaminan hacia la recesión. Cuatro institutos económicos de Alemania prevén una caída del PIB en 2023 de 0,4% con un aumento de la inflación. En el peor escenario, el PIB se desplomaría al 7,9%. Las explosiones en el gasoducto Nordstream perjudican gravemente a Alemania y tendrán un impacto a largo plazo en su economía. Además, los costes de atender a los millones de refugiados de Ucrania son muy significativos y se cargan sobre los principales países receptores: Alemania, Polonia y Chequia. 

Cuando la Carta de Naciones Unidas previó un sistema de sanciones en el Capítulo VII, también estableció en su artículo 50 una consideración especial para los países que por su cercanía iban a sufrir más las consecuencias de dichas medidas. En el momento actual surge la impresión contraria. La respuesta occidental al conflicto está liderada por Estados Unidos y no tiene en cuenta las consecuencias negativas que puede producir sobre la Unión Europea.


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